Hablar de las capacidades que tiene la música para afectar nuestro organismo y nuestro psique significa hablar de un tema ya muy conocido por todos en el siglo XXI en que la era digital ha hecho la música más accesible que nunca, sin embargo día a día seguimos haciendo grandes descubrimientos sobre el tema y entendemos lo importante que esta es tanto para nuestra cultura, sociedad y nuestro cuerpo. Si bien música triste esta muy arraigada en nuestra cultura, navegando desde los tangos argentinos hasta el blues de influencia afro-americana, pasando por la música de los charros mexicanos, nunca nos hemos explicado, ¿Qué es lo que nos atrae a estas expresiones del arte?
Por naturaleza, la tristeza es un sentimiento que el ser humano busca evitar por considerarse “no placentero.” Si ignoramos las corrientes filosóficas que nos hablan de la meditación y la necesidad de un estado de tristeza para mantener la sanidad mental, el ser humano por instinto busca evitar el sufrimiento. Si este es el caso, ¿Por qué disfrutamos de algo que nos hace sufrir como lo es la música triste?
Según investigaciones del doctor David Huron, profesor de la Universidad de Ohio experto en musicología y psicología cognitiva, al escuchar sonidos que asociamos con la tristeza, el cerebro segrega una hormona llamada prolactina, que produce un sentimiento psicológico en el oyente. “La prolactina es como la madre naturaleza tomándote en sus brazos y diciendo que todo estará bien,” citando al Dr. Huron. Según esta misma investigación, incluso cuando la persona que escucha música triste no se encuentra afligida, el cerebro también puede generar prolactina y hacer que el usuario disfrute de esta música por el sentimiento de consuelo que produce. Cabe a aclarar que no todos los organismos reaccionan de la misma manera al estimulo de los sonidos tristes y en varios casos estos pueden provocar una tristeza no existente previamente en el usuario o una tristeza más profunda.
Esto es “Así pasa cuando sucede.” Espero les haya interesado la nota, los dejo con un clásico del tango argentino, interpretado por Carlos Gardel, “El día que me quieras.”
Así pasa cuando sucede 